Me gusta leer. O mejor dicho, contra todo pronóstico, me gusta leer. Esto último lo apostillo puesto que me parece increíble haber cogido esta afición con la aberración de libros que nos obligaban a leer en el colegio. Como para no volver a coger un libro en tu vida.
En cualquier caso, me gusta leer. Y como os podéis imaginar, los últimos (o primeros) 30 años me han dado para leer obras de todo tipo. Pero os aseguro que cada vez que me he enfrentado a una nueva lectura, en el 100% de mis procesos de búsqueda y selección, nunca me ha ayudado la categorización habitual, que va de si ficción o no ficción, de si hispánica o extranjera. Por ello, he decidido crear la mía propia, basada en sensaciones, en la propia experiencia lectora.
Es muy sencilla. Se trata de encasillar los libros (una vez finalizada su lectura), en una de estas tres tipologías:
- LOS BODRIOS
Todos esos libros que te arrepientes de haber empezado a leer. Cuánto cuesta dejar un libro a medias… y si lo piensas, qué estúpido es. (¿No dejamos de leer los artículos de los diarios, o de los blogs, en el primer momento en el que se pierde nuestro interés? Entonces, ¿por qué entonces cuesta tanto con un libro?)
Sea por lo que sea, esta categoría engloba todos aquellos libros que te alegraría no haber empezado, aunque desgraciadamente acostumbras a acabar (como si fueran a enriquecer de alguna forma nuestro currículo lector).
- LAS NOVELILLAS
Buenos libros. Bien escritos. Su temática, sugerente. “Notables” en general, pero por la causa que sea, desde el mismo momento en el que los empiezas, los deseas finalizar. Inexplicablemente te encuentras contando cuántas páginas faltan para acabarlos y poder abalanzarte a tu librería para ir en busca del siguiente.
- LAS OBRAS DE ARTE
Son “piedras preciosas”. Pura magia. Libros que desearías que no se acaben nunca. No sabes si por la temática. O el estilo. O el tono. O por todo junto. Pero consiguen que disfrutes con cada frase. Que te sumerjas en el mundo al que evoca, y te sorprendas con la inteligencia que emana.
Una experiencia que pocas veces pasa, pero que vale la pena todas las horas invertidas en la lectura, por cuando pasa.
Y esta es mi clasificación. Subjetiva. Básica. Simple. Pensada en gustos; en sensaciones. En definitiva, en el potencial de prescripción de las obras (tan importante en este mundo que es la lectura).
Ojalá os encaje, y os guste. Y hayáis tenido la suerte de acumular verdaderas obras de arte entre vuestras lecturas. Y aprovechéis ahora para compartir conmigo esa magia, tan falta, tan valiosa, y tan maravillosa.